miércoles, 30 de marzo de 2011

UNA SAGA QUE DEBES LEER!!!!

Las invito a leer esta saga del demonio, que estoy segura que la amaran. Para gusto, hay colores, ¿pero más o menos de que va?
Vampiros, sexies, peligrosos, oscuros y poderosos. Nada de Cullens, ni Stefans. No, aca son machos altos y musculosos, vestidos con armas y cuero de pies a cabeza. Si buscas algo con que desangrarte hasta morir esta es tu opción. Tiene muchísima acción, una buena historia, absorbente narración, intriga, romance y sexo, sexo, sexo, lujurioso y húmedo sexo. (“(…)Ella colocó las piernas alrededor de sus caderas, y él si­seó cuando sintió como su calor le quemaba el miembro. Utilizó las pocas fuerzas que le quedaban para detenerse y mirarla a la cara.
-No pares -susurró ella-. Quiero sentirte dentro de mí. Wrath dejó caer la cabeza dentro de la depre­sión de su cuello. Lentamente, echó hacia atrás la cadera. La pun­ta de su pene se deslizó hasta la posición correcta ajustándose a ella a la perfección, penetrándola con una poderosa arremetida. Soltó un bramido de éxtasis.
El paraíso. Ahora sabía cómo era el paraíso. (…)”Amante Oscuro cap 9
Les dejo el primer capitulo para que den una probadita


Sinopsis: Wrath, el vampiro de raza más pura de los que aún pueblan la tierra, tiene una deuda pendiente con los que, hace siglos, mataron a sus padres. Cuando cae muerto uno de sus más fieles guerreros, dejando huérfana a una muchacha mestiza, ignorante de su herencia y su destino, no le queda más remedio que arrastrar a la bella joven al mundo de los no-muertos.
 
  Traicionada por la debilidad de su cuerpo, Beth Randall se ve impotente para resistir los avances de ese desconocido, increíblemente atractivo, que la visita cada noche, envuelto en las sombras. Sus historias sobre la Hermandad la aterran y la fascinan... y su simple roce hace que salte la chispa de un fuego que puede acabar consumiéndoles a los dos.

Capítulo 1

Darius miró a su alrededor en el club, y se dio cuenta, por primera vez, de la multitud de personas semidesnudas que se contorsionaban en la pista de baile. Aquella noche, Screamer's estaba a rebosar, repleto de mujeres vestidas de cuero y hombres con aspecto de haber cometido varios crímenes violentos.
Darius y su acompañante encajaban a la perfección. Con la salvedad de que ellos eran asesinos de verdad. -¿Realmente piensas hacer eso? -le preguntó Tohrment. Darius dirigió su mirada hacia él. Los ojos del otro vampiro se encontraron con los suyos.
-Sí. Así es.
Tohrment bebió un sorbo de su whisky escocés. Una son­risa lúgubre asomó a su rostro, dejando entrever, fugazmente, las puntas de sus colmillos.
-Estás loco, D.
-Tú deberías comprenderlo. Tohrment inclinó su vaso con elegancia.
-Pero estás yendo demasiado lejos. Quieres arrastrar con­tigo a una chica inocente, que no tiene ni idea de lo que está su­cediendo, para someterla a su transición en manos de alguien como Wrath. Es una locura.
-Él no es malo..., a pesar de las apariencias. --Darius ter­minó su cerveza-. Y deberías mostrarle un poco de respeto.
-Lo respeto profundamente, pero no me parece buena idea.
-Lo necesito. -¿Estás seguro de eso?
Una mujer con una minifalda diminuta, botas hasta los muslos y un top confeccionado con cadenas pasó junto a su me­sa. Bajo las pestañas cargadas de rímel, sus ojos brillaron con un incitante destello, mientras se contoneaba como si sus caderas tu­vieran una doble articulación.
Darius no prestó atención. No era sexo lo que tenía en mente esa noche.
-Es mi hija, Tohr.
-Es una mestiza, D. Ya sabes lo que él piensa de los hu­manos. -Tohrment movió la cabeza-. Mi tatarabuela lo era, no me ves precisamente alardeando de eso ante él.
Darius levantó la mano para llamar a la camarera y seña­ló su botella vacía y el vaso de Tohrment.
-No dejaré que muera otro de mis fijos, Y menos si hay una posibilidad de salvarla. De cualquier modo, ni siquiera es­tamos seguros de que vaya a cambiar. Podría acabar viviendo una vida feliz, sin enterarse jamás de mi condición, No sería la primera vez que sucede.
Tenía la esperanza de que su hija se librara de aquella ex­periencia. Porque si pasaba por la transición y sobrevivía conver­tida en vampiresa, la perseguirían para cazarla, como a todos ellos.
-Darius, si él se compromete a hacerlo, será porque está en deuda contigo. No porque lo desee.
-Lo convenceré.
-¿Y cómo piensas enfocar el problema? Puedes acercar­te por las buenas a tu hija y decirle: «Oye, va sé que nunca me has visto, pero soy tu padre. Ah, ¿y sabes algo más? Has ganado el premio gordo en la lotería de la evolución: eres una vampiresa. ¡Vámonos a Disneylandia!
-En este momento te odio.
Tohrment se inclinó hacia delante; sus gruesos hombros se movieron bajo la chaqueta de cuero negro.
-Sabes que te apoyo, pero pienso que deberías reconsi­derarlo. -Hubo una incómoda pausa-. Tal vez yo pueda en­cargarme de ello.
Darius le lanzó una fría mirada.
-¿Y crees que podrás regresar tranquilamente a tu casa después? Wellsie te clavaría una estaca en el corazón. , y te dejaría secar al sol, amigo mío.
Tohrment hizo una mueca de desagrado. -Buen argumento.
-Y luego vendría a por mí. -Ambos machos se estre­mecieron-. Además... -Darius se echó hacia atrás cuando la ca­marera les sirvió las bebidas. Esperó a que se marchara, aunque el rap sonaba estruendosamente a su alrededor, amortiguando cualquier conversación-. Además, son tiempos difíciles. Si algo me sucediera...
-Yo cuidaré de ella.
Darius dio una palmada en el hombro a su amigo. -Sé que lo harás.
-Pero Wrath es mejor. -No había ni un atisbo de celos en su comentario. Sencillamente, era verdad.
-No hay otro como él.
--Gracias -a Dios -dijo Tohrment, esbozando una media sonrisa.
Los miembros de su Hermandad, un cerrado círculo de guerreros fuertemente unidos que intercambiaban información y luchaban juntos, eran de la misma opinión. Wrath era un torrente de furia en asuntos de venganza, y cazaba a sus enemigos con una obsesión que rayaba en la demencia. Era el último de su estirpe, el único vampiro de sangre pura que quedaba sobre el planeta, y aunque su raza lo veneraba como a un rey, él despre­ciaba su condición.
Era casi trágico que él fuera la mejor opción de supervi­vencia que tenía la hija mestiza de Darius. La sangre de Wrath, tan fuerte, tan pura, aumentaría sus probabilidades de superar la transición si ésta le causaba algún daño. Pero Tohrment no se equivocaba. Era como entregarle una virgen a una bestia.
De repente, la multitud se desplazó, amontonándose unos contra otros, dejando paso a alguien. O a algo.
-Maldición. Ahí viene -farfulló Tohrment. Agarró su vaso y bebió de un trago hasta la última gota de su escocés- No te ofendas, pero me largo. No quiero participar en esta conver­sación.
Darius observó cómo aquella marea humana se dividía pa­ra apartarse del camino de una imponente sombra oscura que so­bresalía por encima de todos ellos. El instinto de huir era un buen reflejo de supervivencia.
Wrath medía un metro noventa y cinco de puro terror ves­tido de cuero. Su cabello, largo y negro, caía directamente des­de un mechón en forma de M sobre la frente. Unas grandes gafas de sol ocultaban sus ojos, que nadie había visto jamás. Sus hombros tenían el doble del tamaño que los de la mayoría de los machos. Con un rostro tan aristocrático como brutal, parecía el rey que en realidad era por derecho propio y el guerrero en que el destino lo había convertido.
Y la oleada de peligro que le precedía era su mejor carta de presentación.
Cuando el gélido odio llegó hasta Darius, éste agarró su cerveza y bebió un largo sorbo.
Realmente esperaba estar haciendo lo correcto.


Beth Randall miró hacia arriba cuando su editor apoyó la cadera sobre el escritorio. Sus ojos estaban clavados en el escote de Beth. -¿Trabajando hasta tarde otra vez? -murmuró. -Hola, Dick.
¿No deberías estar ya en casa con tu mujer y tus dos hijos?, agregó mentalmente.
-¿Qué estás haciendo? -Redactando un artículo para Tom-. -¿Sabes? Hay otras formas de impresionarme. Sí, ya se lo imaginaba.
-¿Has leído mi e-mail, Dick? Fui a la comisaría de poli­cía esta tarde y hablé con José y Ricky. Me han asegurado que un traficante de armas se ha trasladado a esta ciudad. Han encontrado dos Mágnum manipuladas en manos de unos traficantes de drogas.
Dick estiró el brazo para darle una palmadita en el hom­bro, acariciándolo antes de retirar la mano.
-Tú sigue trabajando en las pequeñeces. Deja que los chi­cos grandes se preocupen de los crímenes violentos. No quisiéramos que le sucediera algo a esa cara tan bonita.
Sonrió, entrecerrando los ojos mientras su mirada se de­tenía en los labios de la chica.
Esa rutina de mirarla fijamente duraba ya tres años, pen­só ella, desde que había empezado a trabajar para él.
Una bolsa de papel. Lo que necesitaba era una bolsa de papel para ponérsela sobre la cabeza cada vez que hablaba con él. Tal vez con la fotografía de la señora Dick pegada a ella. -¿Quieres que te lleve a tu casa? -preguntó.
Sólo si cayera una lluvia de agujas y clavos, pedazo de simio.
-No, gracias. -Beth se giró hacia la pantalla de su orde­nador con la esperanza de que él entendiera la indirecta.
Al fin, se alejó, probablemente en dirección al bar del otro lado de la calle, en donde se reunían la mayoría de los reporteros antes de irse a su casa. Caldwell, Nueva York, no era precisamente un semillero de oportunidades para un periodista, pero a los «chi­cos grandes» de Dick les gustaba aparentar que llevaban una vida social muy agitada. Disfrutaban reuniéndose en el bar de Charlie a soñar con los días en que trabajaran en periódicos más grandes e importantes. La mayor parte de ellos eran como Dick: hombres de mediana edad, del montón, competentes, pero lo que hacían estaba lejos de ser extraordinario. Caldwell era lo suficientemente gran­de y estaba muy próxima a la ciudad de Nueva York para contar con suficientes crímenes violentos, redadas por drogas y prostitu­ción que los mantuvieran ocupados. Pero el Caldwell Courier Jour­nal no era el Times, y ninguno de ellos ganaría jamás un Pulitzer. Era algo deprimente.
Sí, bueno, mírate al espejo, pensó Beth. Ella era sólo una reportera de base. Ni siquiera había trabajado nunca en un pe­riódico de tirada nacional. Así que, cuando tuviera cincuenta y tantos, o las cosas cambiaban mucho o tendría que trabajar para un periódico independiente redactando anuncios por palabras y vanagloriándose de sus días en el Caldwell Courier Journal.
Estiró la mano para alcanzar la bolsa de M&M que había estado guardando. Aquella maldita estaba vacía. De nuevo.
Tal vez debiera irse a casa y comprar algo de comida chi­na para llevar.
Mientras se dirigía a la salida de la redacción, que era un espacio abierto dividido en cubículos por endebles tabiques gri­ses, se encontró con el alijo de chocolatinas de su amigo Tony. Tony comía todo el tiempo. Para él no existía desayuno, comida y cena. Consumir era una proposición binaria. Si estaba despier­to, tenía que llevarse algo a la boca, y para mantenerse aprovi­sionado, su mesa era un cofre del tesoro de perversiones con alto contenido en calorías.
Sacó el papel y saboreó con fricción la chocolatina mien­tras apagaba las luces y bajaba la escalera que conducía a la calle Trade. En el exterior, el calor de julio parecía comportarse como una barrera física entre ella y su apartamento. Doce manzanas completas de calor y humedad. Por fortuna, el restaurante chino estaba a medio camino de su casa y contaba con un excelente ai­re acondicionado. Con algo de suerte, estarían muy ocupados esa noche, y ella tendría oportunidad de esperar un rato en aquel am­biente fresco.
Cuando terminó el chocolate, abrió la tapa de su teléfono, pulsó la marcación rápida e hizo un pedido de carne con brécol. A medida que avanzaba, los lúgubres y conocidos lugares iban apareciendo ante ella. A lo largo de ese tramo de la calle Trade, sólo había bares, clubs de strip-tease y negocios de tatuajes. Los dos únicos restaurantes eran el chino y uno mexicano. El resto de los edificios, que habían sido utilizados como oficinas en los años veinte cuando el centro de la ciudad era una zona próspera, estaban vacíos. Conocía cada grieta de la acera; sabía de memo­ria la duración de los semáforos. Y los sonidos entremezclados que se oían a través de las puertas y ventanas abiertas tampoco le resultaban sorprendentes.
En el bar de McGrider sonaba música de blues; de la puer­ta de cristal del Zero Sum salían gemidos de techo; y las máqui­nas de karaoke estaban a todo volumen en Ruben's. La mayoría eran sitios dignos de confianza, pero había un par de ellos de los que prefería mantenerse alejada, sobre todo Screamer's, que tenía una clientela verdaderamente tenebrosa. Aquella era una puerta que nunca cruzaría a menos que tuviera una escolta po­licial.
Mientras calculaba la distancia hasta el restaurante chino, sintió una oleada de agotamiento. Dios, qué humedad. El aire es­taba tan denso que le dio la impresión de que estaba respirando a través de agua.
Tuvo la sensación de que aquel cansancio no era debido únicamente al tiempo. Durante las últimas semanas no había dor­mido muy bien, y sospechaba que se hallaba al borde de una de presión. Su empleo no la llevaba a ninguna parte, vivía en un lu­gar que le importaba un comino, tenía pocos amigos, no tenía amante y ninguna perspectiva romántica. Si pensaba en su futu­ro, se imaginaba diez años más tarde estancada en Caldwell con Dick y los chicos grandes, siempre inmersa en la misma rutina: levantarse, ir al trabajo, intentar hacer algo novedoso, fracasar y regresar a casa sola.
Tal vez necesitase un cambio. Irse de Caldwell y del Cald­well Courier Journal. Alejarse de aquella especie de familia elec­trónica conformada por su despertador, el teléfono de su escritorio y el televisor que mantenía alejados sus sueños mientras dormía.
No había nada que la retuviese en la ciudad salvo la cos­tumbre. No había hablado con ninguno de sus padres adopti­vos durante varios años, así que no la echarían de menos. Y los nuevos amigos que tenía estaban ocupados con sus propias fa­milias.
Al escuchar un silbido lascivo detrás de ella, entornó los ojos. Ése era el problema de trabajar cerca de una zona como aquélla. A veces, se encontraba con algún que otro acosador.
Luego llegaron los requiebros, y a continuación, como era de esperar, dos sujetos cruzaron la calle para colocarse detrás de ella. Miró a su alrededor. Estaba alejándose de los bares en dirección al largo tramo de edificios vacíos que había antes de los restaurantes. La noche era nublada y oscura, pero por lo menos había farolas y, de vez en cuando, pasaba algún coche.
-Me gusta tu cabello negro -dijo el más grande mien­tras adaptaba su paso al de ella-. ¿Te importa si lo toco?
Beth sabía que no podía detenerse. Parecían chicos de al­guna fraternidad universitaria en vacaciones de verano, pero no quería correr ningún riesgo. Además, el restaurante chino estaba a sólo cinco manzanas.
De todos modos, buscó en su bolso su spray de pimienta. -¿Quieres que te lleve a alguna parte? -preguntó de nue­vo el mismo muchacho-. Mi coche no está lejos. En serio, ¿por qué no vienes con nosotros? Podemos montar todos.
Sonrió abiertamente e hizo un guiño a su amigo, como si con aquella charla melosa fuera a llevarla a la cama instantánea­mente. El compinche se rió y la rodeó, su ralo cabello rubio sal­taba a cada paso que daba.
-¡Sí, montémosla! -dijo el rubio. Maldición, ¿dónde estaba el spray?
El grande estiró la mano, tocándole el cabello, y ella lo mi­ró detenidamente. Con su polo y sus pantalones cortos de color caqui, era realmente bien parecido. Un verdadero producto ame­ricano.
Cuando él le sonrió, ella aceleró el paso, concentrándose en el tenue brillo de neón del cartel del restaurante chino. Rezó para que pasara algún transeúnte, pero el calor había ahuyenta do a los peatones hacia los locales con aire acondicionado. No había nadie alrededor.
-¿Quieres decirme tu nombre? -preguntó el producto americano.
Su corazón empezó a latir con tuerza. Había olvidado el spray en el otro bolso.
-Voy a escoger un nombre para ti. Déjame pensar... ¿Qué te parece «gatita»?
El rubio soltó una risita.
Ella tragó saliva y sacó su móvil, por si necesitaba llamar al 911.
Conserva la calma. Mantén el control.
Imaginó lo bien que se sentiría cuando entrara en el res­taurante chino y se viera rodeada por la ráfaga de aire acondicio­nado. Quizá debía esperar y llamar un taxi, sólo para estar se­gura de llegar a casa sin que la molestaran.
-Vamos, gatita -susurró el producto americano-. Sé que te va a gustar.
Sólo tres manzanas más...
En el instante en que bajó el bordillo de la acera para cru­zar la calle Diez, él hombre la sujetó por la cintura. Sus pies que­daron colgando en el aire, y mientras la arrastraba hacia atrás, le cubrió la boca con la palma de la mano. Beth luchó como una po­sesa, pateando y lanzando puñetazos, y cuando acertó a propi­narle un buen golpe en un ojo, logró zafarse. Intentó alejarse lo más rápidamente posible, taconeando con fuerza sobre el pavimento, mientras el aliento se agolpaba en su garganta. Un coche pasó por la calle Diez, y ella gritó en cuanto vio el destello de los faros.
Pero entonces el hombre la sujetó de nuevo.
-Vas a rogarme, perra- dijo a su oído, tapándole la bo­ca con una mano. Le sacudió el cuello de un lado a otro, y la arras­tró hacia una zona más oscura. Podía oler su sudor y la colonia de universitario que usaba, a medida que escuchaba las estri­dentes risotadas de su amigo.
Un callejón. La estaban llevando a un callejón.
Sintió arcadas, la bilis le cosquilleaba en la garganta. Sacu­dió el cuerpo furiosamente, tratando de liberarse. El pánico le da­ba fuerzas, pero él era más fuerte.
La empujó detrás de un contenedor de basura y presionó su cuerpo contra el de ella. Ésta le asestó otros cuantos codazos y puntapiés.
-¡Maldita sea, sujétale los brazos!
Consiguió darle al rubio una buena patada en el mentón antes de que le agarrara las muñecas y las levantara por encima de su cabeza.
-Vamos, perra, esto te va a gustar -gruñó el producto americano, tratando de introducir una rodilla entre las piernas de la chica.
Le colocó la espalda contra la pared de ladrillo del edifi­cio, manteniéndola inmóvil por la garganta. Tuvo que usar la otra mano para desgarrarle la blusa, y tan pronto le dejó la boca libre, empezó a gritar. La abofeteó con fuerza, rompiéndole el labio. Sintió el sabor de la sangre en la lengua y, un dolor punzante. -Si haces eso de nuevo, te cortaré la lengua. -Los ojos del hombre hervían de odio y lujuria mientras levantaba el enca­je blanco del sujetador para dejar expuestos sus senos-. Diablos, creo que lo haré de todos modos.
-Oye, ¿son de verdad? -preguntó el rubio, como si ella fuera a responderle.
Su compañero le cogió uno de los pezones y dio un tirón. Beth hizo una mueca de dolor, las lágrimas nublaron sus ojos. O quizás estaba perdiendo la vista porque estaba a punto de des­mayarse.
El producto americano rió.
-Creo que son naturales. Pero podrás averiguarlo tú mis­mo cuando termine yo.
Al escuchar al rubio reír tontamente, algo en el interior de su cerebro entró en acción y se negó a dejar que aquello sucediera. Se obligó a sí misma a dejar de forcejear y recurrir a su entrenamiento de defensa personal. Excepto por la agitada respiración, su cuerpo quedó inmóvil, y el producto americano tardó un minu­to en notarlo.
-¿Quieres jugar por las buenas? -dijo, mirándola con suspicacia. -Ella asintió lentamente-. Bien. -Se inclinó, acer­cando la nariz a la suya. Beth luchó para no apartarse, asqueada por el fétido olor a cigarrillo rancio y cerveza-. Pero si gri­tas otra vez, te coso a puñaladas. ¿Entiendes? -Ella asintió de nuevo-. Suéltala.
El rubio le soltó las muñecas y se rió, moviéndose alre­dedor de ambos como si buscara el mejor ángulo para observar. Su compañero le acarició ásperamente la piel, y ella tuvo que hacer un enorme esfuerzo para conservar la chocolatina de Tony en el estómago cuando sintió las náuseas subiendo por su garganta. Aunque le repugnaban aquellas manos oprimiendo sus senos, estiró la mano buscando su bragueta. Aún la sujetaba por el cuello, y ella tenía problemas para respirar, pero en el momento en que tocó sus genitales, él gimió, aflojando la presa.
Con un enérgico apretón, Beth le aferró los testículos, re­torciéndolos tan fuerte como pudo, y le propinó un rodillazo en la nariz mientras él se derrumbaba. Un torrente de adrenalina atravesó su cuerpo, y durante una décima de segundo deseó que el amigo la atacara en lugar de quedarse mirándola estúpidamente. -¡Bastardos! -les gritó.
Beth salió corriendo del callejón, sujetándose la blusa, sin detenerse hasta llegar a la puerta de su edificio de apartamen­tos. Sus manos temblaban con tanta fuerza que le costó trabajo introducir la llave en la cerradura. Y sólo cuando se encontró an­te el espejo del baño se percató de que rodaban lágrimas por sus mejillas.

Butch O’Neal levantó la vista cuando sonó la radio bajo el salpicadero de su coche patrulla sin distintivos. En un callejón no lejos de allí, un hombre se encontraba tirado en el suelo, pe­ro vivo.
Butch miró su reloj. Eran poco más de las diez, lo que sig­nificaba que la diversión acababa de comenzar. Era un viernes por la noche de comienzos de julio, y los universitarios acababan de comenzar sus vacaciones y estaban ansiosos por competir en las Olimpiadas de la Estupidez. Imaginó que el sujeto había sido asaltado o que le habían dado una lección.
Esperaba que fuera lo segundo.
Butch tomó el auricular y dijo al operador que acudiría a la llamada, aunque era detective de homicidios, no patrullero. Es­taba trabajando en dos casos en ese momento, un ahogado en el Río Hudson y una persona arrollada por un conductor que se ha­bía dado a la fuga, pero siempre había sitio para alguna cosa más. Cuanto más tiempo pasara fuera de su casa, mejor. Los platos su­cios en el fregadero y las sábanas arrugadas sobre la cama no iban a echarlo de menos.
Encendió la sirena y pisó el acelerador mientras pensaba: Veamos qué les ha pasado a los chicos del verano.

Si se quedaron con ganas de mas, no pierdan el tiempo y descargen estas increíbles historias, que son una adicción.


Les dejo unas paginas donde encontrarn informacion y mas de estos libros:


http://www.ladanegra-ward.blogspot.com/ y http://www.amante-oscuro.blogspot.com/


Disfruten de esta buena lectura


Noel

sábado, 26 de marzo de 2011

Nueva Sección: Fan Viñeta

FAN VIÑETA


En esta nueva sección todas ustedes seran parte del blog, parte de mi mundo magico, uno en el que vale una mierda el mundo real, porque aqui los sueños si pueden hacerse realidad. Como su nombre lo indica son viñetas un momento unico plasmado en paginas, osea historias pequeñas, creadas por ustedes mismas, todas aquellas que adoran escribir o que aun no se han animado hacerlo, para todas aquellas que ni se les cruzo por la mente escribir alguna vez, pues este es su momento, animense y creen hermosas melodias a partir de sus letras, principiantes o no. Todo es bienvenido en mi rincon que es una parte de mi, que nadie mas conoce, solo aquellos que como yo comparten una faceta de si mismos inpenetrable. Aqui pueden decir lo que les plazca, siempre y cuando no ofendan a nadie y respeten la opinion ajena. 


Entonces básicamente lo que pretendo con esta seccion es encontrar nuevos talentos, divertirnos muchisimo y sobre todo deleitarme leyendo sus creaciones, opinar, ayudar etc. Lo principal que deben hacer es crear escritos de su puño y letra, bien sea con los personajes de la saga o de cualquier otra, incluso originales (seria estupendo), los escritos deben ser de no menos de 4 paginas y el maximo que ustedes deseen, (el minimo es porque una sola pagina no seria un relato decente y exploran mucho mas). Normalmente las viñetas son de minimo unas 1000 palabras, pero quiero que tengan toda la libertad de expandirse. (preferiblemente en Arial 12, se ve mucho mejor, lo aseguro).


Bueno ahora ¿que finalidad tienen estas viñetas? Es muy sencillo a partir del 4 de abril empezare a recibir las viñetas que ustedes escriban, en el siguiente correotattinava28@gmail.com o en su defecto (caso extremo y que en el anterior correo les sea imposible enviarlo) a mi correo personal napisata@hotmail.com.
Durante esa semana hasta el 7 de abril estare recibiendo todas las viñetas, el viernes publicare las que hayan sido enviadas en este tiempo, (tienen 4 dias) y se realizara una encuesta en la que elegiran a la viñeta de la semana, que aparecera en la parte superior de la columna derecha del blog. (Cada semana). Tendran el fin de semana para elegir la viñeta y el dia lunes de la siguiente semana hare saber el ganador al mismo tiempo que inician nuevamente el envió de escritos. 


Pueden enviar varios escritos cada semana, osea participar todas las veces que lo deseen, pero con diferentes escritos, la misma viñeta no puede participar mas de una vez, puesto que seria injusto con los demás participantes. Pueden hacer comentarios en las entradas de cada viñeta si así lo quieren al igual que las autoras, si desean decir algo a los demás (autoras/es) solo envíenmelo al correo designado para este espacio y con gusto lo publico. Cabe recalcar por si no les queda claro que este espacio es para que todos hagan parte del blog, para distraerse y ser ustedes mismos a traves de las letras, al mismo tiempo es algo que se repite semana tras semana, no hay tope de caducidad ni tiempo limite para la imaginacion. 


Recuerden que solo deseo que se diviertan y esperen ansiosas el resultado final. Todas tienen el poder de crear hermosos escritos, imaginar mundo paralelos, personajes oscuros o amorosos, escenarios antiguos o llenos de actualidad. Todo es posible si solo dejan volar la imaginación. Anímense a participar y veremos que descubrimientos hacemos en el proceso. Quiero que este espacio perdure y solo lo hara si ustedes deciden nutrirlo. Aparecera en las pestañas del inicio este espacio en donde quedaran almacenados todos los relatos vuestros, ninguno quedara en el olvido ni morira en el recuerdo, estaran todos y cada uno para que el que quiera leerlo nuevamente lo haga y para que haya un registro tangible del proyecto. 


Y  no se desanimen si no le atinan a la primera semana pues tienen miles de oporunidades mas de intentarlo y de seguro en cualquiera de ellas estaran en el cuadro de honor. Ja jaja. Les deseo exitos y a disfrutar. Cualquier duda o algo importante que se me haya escapado decir haganmelo saber por medio de un correo (no c-box) porque puede que no lo lea y se pierda vuestra duda. Si hay alguna sugerencia que crean puede ser de utilidad tambien es bien recibida. Todos podemos nutrirnos de las ideas de todos y crear una misma comunidad con un unico deseo. SOÑAR.


Cabe aclarar que no es un concurso ni nada parecido, es algo que se hara semanalmente y ustedes elegiran el ganador de la semana. Se parte de este espacio las veces que desees. el nuevo apartado inicia como ya lo dije antes el día 4 de abril, y vuelve e inicia el circulo.  



Me encantaría que participen, como es obvio esto se organiza en mi blog, así que las espero a todas con sus letras.         Purple Dreams

viernes, 25 de marzo de 2011

Mi recomendado Literario. Hush Hush de Becca Fitzpatrick


Hola chicas, andaba de pasada y se me ocurrió dejarles mi recomendado literario….

Su nombre es Hush Hush de la fabulosa autora Becca Fitzpatrick. Nunca pensé que iba a encontrar a alguien que le diera la talla a Edward Cullen, pero leyendo esta saga… Dios! Descubrí al señor Patch Cipriano y ahora no me lo puedo sacar de la cabeza… éste chico convina la perfección de Edward, mas sensualidad y maldad, es el tipo de chico que nos enloquece con solo una palabra así no lo queramos.

Bien, aquí les dejo la portada y la sinopsis, espero que les guste.

Sinopsis:

Un juramento sagrado, un ángel caído, un amor prohibido.


Nora Grey es responsable y lista y nada inclinada a la temeridad. Su primer error fue enamorarse de Patch. Patch tiene un pasado que podría llamarse cualquier cosa excepto inofensivo. Lo mejor que hizo nunca fue enamorarse de Nora.

Después de ser emparejada con Patch en biología, todo lo que Nora quiere hacer es permanecer lejos de él, pero él siempre parece estar dos pasos por delante de ella. Puede sentir sus ojos sobre ella incluso cuando no está cerca. Lo siente cerca incluso cuando está sola en su habitación. Y cuando su atracción ya no puede ser negada, conoce el secreto de lo que es Patch y de lo que lo llevó hasta ella. A pesar de todas las preguntas que tiene sobre su pasado, tal vez haya una única pregunta que puedan hacerse: ¿hasta dónde estás dispuesto a caer?

No tiene lemmon, pero la autora hace que cada frase nos encienda un poco.

Les aseguro que Patch les hará perder el control

DISCLAIMER: ES TOTALMENTE DIFERENTE A TWILIGHT

Tati Gómez D' Cipriano

martes, 22 de marzo de 2011

Capitulo 5: Feliz Cumpleaños mi Amor


Capítulo 5: Feliz Cumpleaños Mi Amor
Max

Hoy tenía pensado algo muy especial para Marie solo que aun debía pensar la forma para que ella no se dé cuenta de la sorpresa que he ido planeando para su cumpleaños, ella no se ha dado por enterada que hoy es su cumpleaños, creo que por los magníficos días que hemos pasado. Desde aquel día en que hicimos el amor que por cierto fue la primera vez que me sentí completo que me sentí uno con alguien y como no si era la mujer más espectacular que haya conocido, aun me considero el maldito afortunado de tenerla en mi vida. 

Hemos sido solo ella él bebe y yo, las clases han pasado sin ningún inconveniente porque siempre estoy con ella, claro que al tener que separarme de ella cuando tenemos clases separadas me siento ansioso y preocupado por los dos mi bebe y ella, así que lo único que podía hacer era esperar a cuando la volviera a ver y poder estrecharla entre mis brazos para protegerla de todo el que quisiera hacerle daño,  soy muy perceptivo así que sabría si algo le ocurría sus comportamiento me decía como se sentía siempre.

Incluso hemos ido a comprar ropa de bebe, bueno en realidad yo insistí en que lo hiciéramos ella decía que si aún no sabíamos el sexo del bebe no debíamos apresurarnos, pero tenía el presentimiento de que sería niño aunque no importaba que fuera con tal de poder tenerlo ya en mis brazos, aun así debía esperar siete meses más una espera que disfrutaría viendo crecer su vientre y los cambios que según dijo la doctora tendría su cuerpo, aprovecharía cada cambio y lo haría especial.

He estado pensando en nuestro futuro y quiero darle lo mejor, sé que será difícil mas no imposible, todo en la vida tiene retos pero pienso superarlos por esas dos personas que han cambiado mi vida totalmente, como estudio arquitectura quiero construir una gran casa para los tres, tendré que esperar a tener mi diploma pero los planos ya están en mi mente.

En este momento solo espero que la clase termine lo más pronto posible para poder estar con la única mujer que llenaba mis pensamientos. Debía concentrarme solo unos minutos más y listo pero vaya que ninguna de las palabras que pronunciaba el maestro se quedaba en mi cerebro además de ser un tema sumamente aburrido. Luego de unos tortuosos minutos por fin la clase termino y pude irme a eso de las 4 de la tarde, en el campus compre unas donas de chocolate y jugo luego camine hacia las gradas del campo de futbol y ubique a Marie sentada sobre una manta debajo de ellas, por loco que parezca ese era nuestro espacio en donde nadie a esa hora utilizaba el campo.

Cuando llegue a ella estaba tan ensimismada leyendo que ni cuenta se dio de mi presencia así que me arrodille detrás de ella y puse mis manos sobre sus ojos y se sobresaltó un poco          – ¿Cómo están mis dos personas favoritas? – pregunte en un susurro sobre su oído a lo que ella se estremeció, quito mis manos de su rostro y volteo mostrando una espléndida sonrisa – Muy bien ahora que estas con nosotros – dijo poniendo una mano sobre su vientre, yo hice lo mismo y sentí un pequeño golpe a lo que sonreí como un idiota.

-Te traje tus donas favoritas y un poco de jugo – dándole la bolsa que contenía las donas, le brillaron los ojos ante la mención de sus donas, le encantaba tanto el chocolate como a un niño de dos años y eso la hacía aún más especial de lo que ya era.

- Deliciosa…mmm… eres el mejor – dijo degustando la primera dona a lo que yo solo sonreí. La amaba tanto que su felicidad era la mía – ¿Recuerdas que te dije que hoy conocerías a un amigo mío? – esa era mi pequeña distracción para poder darle la sorpresa sin que sospechara aunque era la peor excusa del mundo solo basto hacer la cara de perrito para que me acompañara. – Si lo recuerdo… aunque aún sigo pensando que es una tontería que te acompañe ¿Qué tal necesiten tiempo para charlar de sus cosas? No quiero que tengas que….

- Quiero que me acompañes, para mí son más importantes ustedes dos – dije tocando su vientre – que lo que piensen los demás – y le di un corto beso.

- Lo se… ¿Cómo sabes decir siempre lo correcto? –

- Solo se cuáles son mis prioridades y las personas más importantes para mí. Y ahora vamos – dije ayudándola a levantarse, recogí sus cosas y nos dirigimos a la residencia que compartíamos porque si hice todo lo posible para que me permitieran estar con ella en la misma residencia, tuve que hablar con el rector de la universidad sobre la situación de Marie incluso le pedí a la  doctora que la está atendiendo una recomendación diciendo que yo debía estar con ella siempre, y después de  tanto conversar me dieron autorización. Ahora vivíamos juntos algo que había hecho saltar literalmente a mis brazos, y vivir juntos ha sido tan natural como si estuviéramos destinados.

Luego de una hora arreglándonos, bueno más bien Marie arreglándose, aun no comprendo que tanto hacen las mujeres para tardar tanto antes de salir a un sitio, pero por ella esperaría lo que fuera solo por ella.

-Estoy lista – dijo saliendo de la habitación y quede pasmado ante la chica frente a mí, estaba preciosa, increíble, perfecta. Iba con un vestido color azul escotado que le daba un poco más arriba de la rodilla y su vientre de ya prácticamente tres meses la hacía lucir como una diosa, su maquillaje era suave como siempre lo usaba.

- Estas perfecta – la tome de la mano dándole un beso en ella, luego a sus labios y por último a su vientre a lo que ella sonrió tiernamente. – Gracias, tú también estas muy guapo vestido de traje, lo que me recuerda si vamos a ver a tu amigo ¿porque es una cena tan formal? – pregunto arrugando levemente su entrecejo.

- Porque a así quedamos – solo que esa no era toda la verdad pero ya se enteraría. Le ofrecí mi brazo y ella lo tomo. Salimos rumbo a su sorpresa, aun me sorprende que no se haya acordado de su propio cumpleaños creo ha tenido muchas cosas en las que pensar estos días. 

Mientras conducía hacia el restaurante que había apartado pude ver como nuestras manos se entrelazaban siempre que debía parar en un semáforo, era como si se atrajeran al saber que la otra mano estaba al lado, definitivamente estábamos hechos el uno para el otro.
Al llegar al restaurante pude ver la sorpresa pintada en el rostro de Marie, era su favorito el 
Palermo Ristorante Italiano, la mejor comida italiana en todo Los Ángeles. Al ingresar nos atendió el mesero y pregunte por la recepción a mi nombre así que nos guiaron hacia el balcón ubicado en el tercer piso, había pedido todo el balcón para nosotros dos y tenía varias sorpresas para mi Marie. Nos ubicaron y pedimos vino para comenzar.

-A qué hora llega tu compañero – pregunto sin aun darse cuenta de la verdad, a veces era tan despistada que cosas muy simples se le escapaban pero eso la hacía ver más perfecta aun. – Marie la cena es únicamente para los dos, no vendrá ningún compañero a cenar, solos tu y yo, reserve todo el balcón en tu restaurante favorito porque hoy es un día muy especial – al terminar de decir todo eso sus ojos se abrieron como platos y abrió la boca para decir algo pero ninguna palabra salía de sus labios.

- ¿Eso quiere decir que me mentiste para traerme al mejor restaurante italiano de Los Ángelus porque es un día especial? –

- Ammm… si así es – respondí un poco nervioso, tal vez se moleste por haberle mentido. – No estas molesta ¿cierto? – se levantó de un salto y vino hacia mí, me abrazo y me dijo al oído      – ¿Cómo podría molestarme si has hecho todo esto por mí el día de mi cumpleaños? -  se separó y me beso con tanto amor que si no estuviera sentado hubiera caído literalmente al suelo, le correspondí adentrando mi lengua en su boca, estábamos sincronizados, seguimos así unos segundos hasta que nos separamos por falta de aire.

- Por fin te acuerdas, pensé que tendría que decírtelo yo mismo – dije al tiempo que ella se sentaba. – Sabia que algo se me estaba escapando, así que hice memoria rápidamente y caí en la cuenta del día –

Luego pedimos la cena que era espagueti a la boloñesa y algo más de vino, el postre seria flan de chocolate. Comimos entre risas y recuerdos de cuando era niña, no sabía lo traviesa que había sido de pequeña, incluso tuve que contar las cosas vergonzosas que me habían sucedido de niño, ella claro se burlaba pero a mí solo me interesaba escuchar su risa era fantástico y me llenaba de una paz que no conocía. Estaba por darle la primera sorpresa de la noche. Así que saque la delgada caja que guardaba en el bolsillo del saco me levante ante la asombrada mirada de Marie y me puse detrás de ella abrí el estuche y saque el hermoso collar, deje el estuche sobre la mesa.

-Desde el momento en que te conocí sentí cosas realmente nuevas para mí, pero aun así estuve dispuesto a arriesgarme a conocer esos sentimientos y por ello quiero que siempre me tengas contigo representado en este collar… te amo – le dije todo esto al oído, luego la mire a los ojos cuando le dije ‘te amo’, de sus ojos caían pequeñas lagrimas silenciosas que ayude a limpiar con el dorso de mi mano.

 El amor de mi vida se levantó de su asiento y tocando el dije en forma de corazón con pequeñas incrustaciones me regalo una grandiosa sonrisa y me abrazo sollozo en silencio pero no me preocupe sabía que era de felicidad aunque no hubieran palabras así era entre nosotros no había necesidad de ellas en momentos como este.

- Pero aun no terminan las sorpresas para la mujer más increíble del planeta – dije apartándome un poco y besando su frente ella solo sonrió y me dio un pequeño beso en los labios. En ese momento llego el chico que había contratado, se sentó en el banquillo junto con su guitarra, me hizo un asentimiento de cabeza indicándome que iba a comenzar.

- Ahora quiero que por favor sepas lo mucho que te amo, que los amo a los dos – juntos tocamos su vientre y sentimos un golpecito que nos hizo sonreír. El chico inicio con la música mientras tomaba a Marie de su cintura y sus brazos rodeaban mi cuello – ¿Me permite esta pieza señorita? – dije en un susurro a lo que ella solo asintió, comenzamos a mecernos suavemente mientras yo empezaba a cantar…

Ooo, aia, e, ooo,
Uuu, uu, uu, aia, e, oo...

Quiero beber los besos de tu boca
Como si fueran gotas de rocío
Y allí en el aire dibujar tu nombre
Junto con el mío

Y en un acorde dulce de guitarra
Pasear locuras en tus sentimientos
Y en el sutil abrazo de una noche
Sepas lo que siento

Que estoy enamorado
Y tu amor me hace grande
Que estoy enamorado
¡Y qué bien,
Y qué bien me hace amarte!


Mi voz era sabe y delicada mientras una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios…


Dentro de ti quedarme en cautiverio
Para sumarme al aire que respiras
Y en cada espacio unir mis ilusiones
Junto con tu vida

Que si naufrago me quedo en tu orilla
De recuerdos sólo me alimente
Que despierte del sueño profundo
Sólo para verte

Que estoy enamorado
Y tu amor me hace grande
Que estoy enamorado
¡Y qué bien,
Y qué bien me hace amarte!

En esas palabras le estaba diciendo lo afortunado que era de ternera junto a mí, lo bien que me hacia su amor…

Voy a encender el fuego de tu piel callada
Mojaré tus labios de agua apasionada
¿Para qué pecamos?
Sueños de la nada...

Que estoy enamorado
Y tu amor me hace grande
Que estoy enamorado
¡Y qué bien,
Y qué bien me hace amarte!

Nos besamos con tanto amor, con tanto cariño, la amaba y haría lo que fuera por ella, porque estoy enamorado y ese amor me hacía grande…

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Siento la tardanza lindas, la verdad no he tenido unos dias faciles asi que se me paso por completo el publicar el capitulo, pero bueno es mejor tarde que nunca, creo... Me complace ve que hay personitas interesadas en la hitoria, por se original supuse que no gustaria, pero va.... lo importante es que alguien me lee...Besos y nos vemos en otra oprtunidad







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